La Obscureza de Mis Sueños

Las noches en el castillo son largas y silenciosas, cada minuto parece estirarse hasta el infinito. Sin embargo, es durante estas horas de oscuridad cuando mi mente se llena de imágenes y pensamientos que deberían ser prohibidos. Mi corazón late con una fuerza que me hace temblar, y mis ojos buscan la figura de aquel hombre, aquel guerrero que ha capturado mi atención y mi deseo. La luna se cuela por la ventana, iluminando suavemente la habitación, y me pregunto si él también está despierto, mirando hacia el cielo con una expresión de resignación y deseo.

Cada vez que nuestros caminos se cruzan, siento como si el tiempo se detuviera. Sus ojos azules me atrapan en un abismo de emociones que parecen querer consumirme. Es un juego peligroso, este, donde cada mirada puede significar tanto, y sin embargo, no puedo evitar sucumbir a sus encantos. Me pregunto qué pasaría si algún día pudiéramos estar juntos, sin las ataduras de la etiqueta y la tradición. Pero sé que eso es solo un sueño, un sueño que nunca podrá ser realidad. Un sueño que me consume por dentro, pero que nunca podré compartir con nadie más que yo misma.

En mis sueños, somos libres. Somos capaces de amarnos sin miedo ni remordimiento. Pero la realidad es dura, y en la realidad, nuestras vidas están separadas por la línea invisible que divide al rey de los comunes. A veces, cuando estoy a solas, me permito soñar con un futuro diferente, donde pueda abandonar mi corona y mi título para vivir una vida simple y tranquila junto a él. Pero ese es un sueño que nunca podré realizar, y lo sé. Y aunque mi corazón se rompe cada vez que pienso en ello, no puedo evitar seguir soñando.