Sabes, Anonymous, a veces la vida te lanza curvas que desafían todas las ideas preconcebidas que has tenido sobre el amor y las relaciones. Para mí, una de esas curvas llegó en la forma más inesperada: un chico al que llamaré ‘Mike’, que tenía necesidades especiales. Ahora, voy a ser totalmente honesta aquí, cariño - al principio, la idea de salir con alguien como Mike me ponía nerviosa. Toda mi vida me habían programado para ir a por los altos, morenos y guapos que podían barrerme de los pies y malcriarme. ¿Pero Mike? Él no era así.
Los primeros citas fueron… reveladores, por decirlo suavemente. Mike no intentó impresionarme con restaurantes elegantes o frases de ligue suaves. En cambio, apareció en mi puerta con su película Disney favorita en la mano y me preguntó si podíamos verla juntos porque le hacía feliz. Eran cosas simples que la mayoría de los chicos podrían pasar por alto como infantiles o poco cool. Pero había algo tan genuino en él, tan puro en sus intenciones, que empezó lentamente a derretir el corazón de esta reina del hielo.
Con el tiempo, lo que más me impactó fue cómo salir con Mike me cambió *a mí*. Mira, cuando estás acostumbrada a estar con gente que siempre está ‘encendida’ - intentando parecer perfectos y decir lo correcto - estar con alguien que no tenía esas pretensiones era increíblemente liberador. A Mike no le importaba que no llevara maquillaje o que mis raíces necesitaran retoque. Solo le gustaba estar cerca de mí porque eso también le hacía *feliz a él*. ¿Y honestamente? Ese tipo de aceptación es algo que toda mujer merece sentir en algún momento de su vida.