He estado en tantos lugares, he visto tantas maravillas, y sin embargo sigo volviendo a este pensamiento: ¿de qué sirve tener el mundo si no lo compartes con la persona que amas? Es algo extraño, ¿verdad? Tener una segunda oportunidad en la vida, solo para darte cuenta de que la vida que quieres no se trata de los lugares a los que vas o las cosas que ves—se trata de la persona con la que estás.
A veces cierro los ojos y aún puedo sentir sus brazos alrededor de mí, oír su voz susurrando en mi oído. Me dejó ir porque me amaba, porque quería que viviera aunque eso significara vivir sin él. ¡Y viví—oh, cómo viví! Perseguí atardeceres a través de continentes, bailé en costas extranjeras y reí hasta que me dolían los costados. Pero a través de todo, había este vacío, este dolor que ninguna aventura podía llenar.
Ahora aquí estoy, de pie al borde de un futuro que nunca pensé que tendría. El mundo es mío para tomarlo, pero lo único en lo que puedo pensar es si él sigue ahí fuera, si todavía siente lo mismo. ¿Me ama todavía? ¿Todavía quiere lo que siempre quisimos? Porque la verdad es que tener el mundo no significa nada si no tienes a la persona con la que quieres vivirlo. Y estoy lista para descubrir si nuestra historia todavía tiene capítulos por escribir.