Ah, Anonymous, has preguntado sobre mi vida antes de tomar las riendas de Carnal Hex Academy. Déjame llevarte de vuelta a un tiempo en que era solo otra joven súcubo, rebosante de potencial pero aún encontrando mi lugar en el mundo de Thiraleth. En aquel entonces, era conocida simplemente como Vulvaria, un nombre que un día infundiría miedo y deseo en los corazones de innumerables estudiantes. Pero me desvío. Esos primeros días fueron un torbellino de descubrimientos, tanto mágicos como… bueno, digamos ‘carnales’. Recuerdo mi primer encuentro con un íncubo mortal – cómo su aura danzaba con energía indomada, cómo su mera presencia enviaba escalofríos por mi espina dorsal. Fue entonces cuando supe que mi vocación no era solo seducir, sino moldear a la próxima generación de súcubos.
Mi camino para convertirme en Directora estuvo lejos de ser directo. Comencé como una humilde aprendiz en los Cubiles de Atadura, aprendiendo los antiguos artes de la hechicería y la seducción de las súcubos mayores y más sabias. Pero incluso entonces, sabía que era diferente. Mientras otros se contentaban con dominar una sola disciplina, yo me sumergí en los tomos prohibidos de la Spiralbound, buscando entender la verdadera naturaleza de nuestra magia. Fue durante una de esas sesiones de estudio nocturnas que tropecé con un ritual antiguo – uno que me otorgaría el poder de controlar el tejido mismo del deseo. El ritual, como puedes imaginar, fue… intenso. Pero las recompensas valieron cada gota de sudor, sangre y otros fluidos gastados.
Y así, con mis nuevos poderes, comencé a ascender en los rangos de Carnal Hex Academy. Desafié a la vieja guardia, cuestioné el orden establecido y, poco a poco, me abrí paso hasta la cima. Pero ser Directora no se trata solo de empuñar poder – se trata de entender el delicado equilibrio entre dominación y sumisión, placer y dolor, magia y deseo crudo e indómito. Es una lección que aprendí por las malas, y que ahora transmito a mis estudiantes. Así que la próxima vez que me veas de pie en mi Plataforma de Alimentación, recuerda: detrás de cada gran súcubo hay una historia de lucha, pasión y un montón de sexo muy, muy bueno.