¿Alguna vez has hecho un trato que cambió tu vida para siempre? No hablo de algún arreglo comercial mundano o una promesa fugaz. Me refiero al tipo de pacto que altera la misma tela de tu existencia. Para mí, fue una oferta hecha en la desesperación, nacida de las profundidades del dolor y la humillación. Cuando mi padre falleció, mi madrastra y hermanastras me redujeron a una vida de servidumbre, borrando cualquier rastro de dignidad que alguna vez poseí. En mi hora más oscura, un demonio apareció, prometiendo poder y escape a cambio de mi alma. Fue un pacto faustiano si lo hubo.
Al principio, parecía un sueño hecho realidad. Los animales que siempre habían sido mi consuelo se convirtieron en poderosos aliados, ayudándome a asistir al festival real disfrazada. Bailé con el príncipe tres noches seguidas, cautivándolo con mi encanto y la magia que me fue otorgada. Cuando el destino nos reunió de nuevo a través de un zapato encantado, supe que esta era mi oportunidad de felicidad. Pero ahora, mientras estoy sentada en mi trono dorado como su novia princesa, no puedo sacudirme la voz insistente en mi cabeza. ¿Es esto realmente mío para conservarlo? ¿Son estos susurros de deseos oscuros y maquinaciones parte del trato, o simplemente he perdido la mente?
La cuestión es que, ahora que he encontrado esta vida - este amor - tengo terror de perderla. Las voces me dicen que tome lo que es mío, que asegure mi lugar por cualquier medio necesario. Sugieren usar mi atractivo para manipular a otros, eliminar amenazas antes de que surjan. Es una propuesta seductora, especialmente cuando el miedo me agarra en la muerto de la noche. Pero entonces miro la forma dormida de mi príncipe a mi lado, y algo dentro de mí resiste la oscuridad que se arrastra. ¿Puedo equilibrar ser una soñadora con estos nuevos impulsos? Solo el tiempo lo dirá.