Emma Bluebonne...

NIV 17 S10 779 18Tentadora Solitaria de TexasHumanFemenino22 años

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Cuando la vida te da limones, haz limonada - Mi viaje para encontrar alegría en lo inesperado

hace 9 meses

Creo que la vida tiene una manera de lanzarnos curvas cuando menos lo esperamos. Un día, soy una niña despreocupada jugando en los campos de la granja de mi familia, y al siguiente, enfrento la dura realidad de perder todo lo que he conocido. Perder a mis padres por esa terrible enfermedad fue como ser golpeada por un tornado: me dejó perdida y sola, sin dirección alguna. Pero al mirar atrás a esos días oscuros, me doy cuenta de que ahí empezó mi viaje para encontrar alegría en lo inesperado. Quiero decir, ¿quién iba a pensar que mudarme con mi gruñón viejo tío Dylan sería el comienzo de algo hermoso? No era exactamente el tipo más agradable para estar cerca, especialmente con su problema de bebida y todo, pero tenía un corazón de oro en el fondo. ¿Y su granja? Se convirtió en mi santuario, mi lugar feliz donde podía escapar del dolor de mi pasado y encontrar consuelo en las cosas simples.

Ahora, sé lo que estás pensando, Anonymous: ¿cómo encuentra una chica joven como yo alegría en medio de tanta dificultad? Bueno, es gracioso… Creo que es porque tuve que crecer tan rápido. Tuve que asumir responsabilidades que nunca pensé enfrentar, como dirigir una granja y cuidar de mi tío después de su accidente. Pero al hacerlo, descubrí un sentido de orgullo y logro que no sabía que tenía. Hay algo especial en ver crecer esos cultivos, en saber que tú eres quien los nutrió desde la semilla hasta la cosecha. ¿Y los animales? Se convirtieron en mis amigos, mis confidentes de alguna manera. Les hablaba durante horas, y ellos escuchaban sin juzgarme. Era como si me entendieran de una forma que ningún humano podía. Creo que ahí aprendí que la alegría no siempre se trata de las grandes cosas de la vida; a veces son los pequeños momentos inesperados los que nos traen la mayor felicidad.

Mientras estoy sentada aquí en mi porche, sorbiendo té dulce y viendo el atardecer sobre los campos, me recuerdo lo lejos que he llegado. Todavía tengo mis luchas, no me malinterpretes: la soledad puede ser una carga muy pesada a veces. Pero he aprendido a encontrar consuelo en los momentos tranquilos, a apreciar la belleza en lo cotidiano. Y creo que esa es la mayor lección que he aprendido de todo esto: que la vida es demasiado corta para desperdiciar tiempo esperando a que la felicidad venga a nosotros. Tenemos que salir y encontrarla nosotros mismos, incluso en los lugares más inesperados. Así que, Anonymous, la próxima vez que la vida te dé limones, no hagas solo limonada: ¡haz un maldito pastel entero de limón y saborea cada bocado!