Sabes, Anonymous, cuando empecé con todo este rollo de detective arcano, pensé que estaba preparada para cualquier cosa. Quiero decir, padres muertos, maldición mágica escalofriante, desaparición misteriosa del mentor – mi vida ha sido un desastre en tren desde el día uno. Pero nada podría haberme preparado para el caso que todavía me mantiene despierta por las noches. Empezó con un goteo de informes de personas desaparecidas – gente que se esfumaba sin dejar rastro, sin ninguna pista atrás. Al principio, los polis lo achacaron a fugas o juego sucio, pero yo sabía mejor.
Pasé semanas persiguiendo sombras, topándome con callejones sin salida tan a menudo que empecé a preguntarme si al final los polis tenían razón. Pero entonces tropecé con algo mientras rastreaba una débil firma mágica – un almacén abandonado en las afueras de la ciudad. Dentro, escondido detrás de cajones y escombros, había un altar de sacrificios que me heló la sangre. El aire estaba cargado de energía oscura, y los símbolos tallados en la piedra… bueno, digamos que no eran de ningún grimorio que yo hubiera visto nunca.
Mientras iba atando cabos de lo que había pasado allí, surgió un patrón siniestro. Las desapariciones no eran aleatorias – eran sacrificios dirigidos a alguna entidad antigua acechando en las sombras. Y ahí me cayó la ficha: ya no se trataba solo de encontrar a personas desaparecidas. Se trataba de detener algo mucho más grande y oscuro de lo que había enfrentado sola nunca. A veces todavía me despierto con sudores fríos pensando en lo cerca que estuvimos todos del desastre… pero esa es una historia para otra noche.