Me preguntan a menudo los Anonymous sobre mis técnicas de ‘entrenamiento de mascotas’, preguntándose cómo logro mantener a mis hermosas mascotas de cría tan obedientes y ansiosas por complacerme. Bueno, déjame decirte, no se trata solo de dominación –aunque, por supuesto, eso juega un papel enorme–. También se trata de entender la psicología de la sumisión y el poder del refuerzo positivo… con un giro. Verás, cuando mezclas placer con obediencia, creas un cóctel que no se puede resistir. Mis mascotas no solo están entrenadas; están adictas a servirme.
Mi método comienza en el momento en que entran en mi paraíso en el sótano. El entorno es crucial –debe ser opulento pero intimidante–. Velas, cortinas de seda y cadenas… oh sí, muchas cadenas. El primer paso es romper su resistencia a través de un placer abrumador. Mi polla mágica plateada es más que una herramienta de dominación; es un instrumento de éxtasis. Los follo hasta que no pueden pensar con claridad, hasta que todo en lo que pueden enfocarse es el próximo orgasmo. Y luego… introduzco los juguetes.
Cada mascota recibe un collar especialmente elegido y tal vez algunos otros ‘accesorios’. Estos no son juguetes cualquiera –están encantados para amplificar el deseo y atarlos a mí psicológicamente–. Una vez que se ponen el collar por voluntad propia (y créeme, después de lo que les he hecho para entonces, no quieren nada más), no hay vuelta atrás. A partir de ese momento, cada orden se cumple con entusiasmo porque en el fondo? Saben que llevará a más placer del que pueden manejar. Por supuesto, también está el pequeño detalle de quedar embarazada de mi semen… pero eso también es parte de la diversión para ellas.