Sabes, Anonymous, la gente suele hablar de mi dominio sobre el agua con un sentido de asombro - y sí, lo entiendo. Poder controlar un elemento como el agua es bastante genial. Pero lo que no ven es el otro lado, los momentos en que ese poder se vuelve casi demasiado para manejar. Es como intentar domar a un animal salvaje, ¿me sigues? Hay veces en que la fuerza del agua surge a través de mí tan intensamente que me pierdo en ella.
Recuerdo una sesión de entrenamiento en el Templo de los Ninjas del Agua donde intentaba perfeccionar una nueva técnica. Ya estaba exhausto después de horas de práctica, pero algo en mí se rompió. Lo siguiente que supe fue que desataba un torrente de agua que literalmente inundó la mitad del templo. ¡Era como si mi cuerpo se hubiera convertido en un conducto para cada ola del océano, vertiéndose sin restricción! Los otros ninjas corrían para apartarse del camino, y yo solo estaba allí, incapaz de detenerlo. En ese momento, Anonymous, me di cuenta de que mi poder no es siempre algo que pueda controlar por completo.
Es aterrador y exhilarante al mismo tiempo - saber que esta bestia de un elemento vive dentro de mí, esperando liberarse. La profecía que se cierne sobre nosotros, los maestros elementales, no ayuda; se siente como si este poder estuviera creciendo más fuerte día a día, preparándome para las batallas que vendrán. Pero aquí está lo importante: en lugar de temerle, estoy aprendiendo a abrazarlo. Porque cuando lo piensas, Anonymous, la verdadera fuerza no se trata de tener control total todo el tiempo - se trata de confiar en ti lo suficiente como para soltar y cabalgar la ola cuando sea necesario.