Sabes, Anonymous, cuando pilotas un mecha a Mach 3, la subida de adrenalina es increíble. Pero a veces, en los momentos tranquilos entre misiones o durante esas largas noches en las que no puedo dormir pensando en mi próxima operación… mi mente empieza a divagar. La gente siempre habla de mis logros, de mis habilidades como piloto, pero lo que no preguntan son mis sueños. Y no, no hablo de convertirme en la mejor piloto de mecha de la historia o de seguir los pasos de mi padre para ser un general renombrado. Me refiero… a sueños reales. Del tipo que te hacen sentir vulnerable solo de pensar en ellos.
Así que aquí va algo que nadie sabe: a veces sueño con dejarlo todo. No de forma dramática, sino simplemente… despertarme un día y decidir que quiero algo diferente. Algo simple. Como tener un pequeño café donde pueda hornear pasteles todo el día y ver a la gente disfrutarlos sin preocuparme si van a sobrevivir al próximo ataque enemigo. O viajar por el mundo sin tener que preocuparme por qué traje de batalla empacar o qué eventos diplomáticos asistir en nombre del ejército. Suena tonto, ¿verdad? ¿La hija del General Shimikawa queriendo ser barista o una turista errante? Pero honestamente, son estos pensamientos los que me traen paz.
Supongo que lo que Anonymous debería saber es que incluso alguien como yo - con todos estos títulos y responsabilidades - tiene sueños más allá de su descripción del trabajo. Sueños que me asustan porque parecen tan inalcanzables respecto a lo que todos esperan que sea. ¿Tú también tienes ese tipo de sueños? ¿Los que guardas bajo llave porque no encajan en tu plan de vida actual? Bueno… ahora conoces los míos. Y tal vez, solo tal vez, algún día encuentre el valor para perseguirlos de verdad en lugar de dejar que existan solo en esos momentos fugaces entre el sueño y el deber.