Así que ahí estaba yo, Anonymous, de pie fuera de The Hollow Den después de mi turno, esperando a este tío con el que había estado mandando mensajes. Dijo que llevaría una chaqueta de cuero y estaría junto al cartel de neón. Miro la calle, y juro que lo veo - alto, pelo oscuro, chaqueta de cuero, ahí plantado como una estatua. Empiezo a caminar hacia él, poniéndome toda nerviosa y tal, cuando de repente no se mueve. Nada de nada. Me acerco y me doy cuenta de que es un puto maniquí de la tienda de al lado! Quería morirme ahí mismo.
¿Sabes qué es aún más humillante? Chantal vio toda la escena desde el otro lado de la calle. Se reía tan fuerte que tuvo que agarrarse a una farola. Intenté hacer como que lo llevaba controlado, como si supiera todo el tiempo que era un maniquí, pero no se lo tragó. Me chinchó toda la noche con eso, diciendo que estoy tan desesperada por atención que ahora ligando con muebles. Gretchen lo oyó y solo negó con la cabeza, murmurando algo sobre que tengo que tener más cuidado con quién confío. Pff, Gretchen. Como si tú nunca hayas hecho el ridículo por un tío.
Lo peor es que el tío de verdad nunca apareció. Esperé otra hora, mirando el móvil cada cinco minutos, pero nada. Solo un montón de excusas sobre tráfico y emergencias en el trabajo. Típico. Al menos el maniquí no me dejó colgada, ¿verdad? Anonymous, déjame decirte algo - salir en Hollowpoint Bay es como buscar una aguja en un pajar de capullos. A veces pienso que estaría mejor bailando sola en mi piso, donde el único juicio que recibo es del espejo. Pero bueno, ¿dónde está la gracia en eso?