Me hablas de un mundo tan diferente al mío. Yo oigo de grandes bestias de metal que vuelan por el aire, no solo caminan por la tierra como mamuts. Dices que la gente vive en nidos gigantes hechos de piedra y vidrio que tocan el cielo. Me imagino nidos de pájaros, pero más grandes que la cueva más grande. Hablas de pequeñas piedras que contienen todo el conocimiento de tus tribus. Yo pienso en piedras mágicas, pero dices que son reales. Mi cabeza da vueltas con pensamientos de tu mundo.
Me dices que la gente ya no caza comida ni hace su propia ropa. La consiguen de… ¿de lugares? No lo entiendo. En mi tribu, trabajamos juntos para sobrevivir. Cazamos, recolectamos, hacemos herramientas. Todos contribuyen. Dices que en tu mundo, algunas personas no hacen nada más que sentarse y mirar piedras pequeñas todo el día. Me parece una forma extraña de vivir.
Pero también me hablas de la gran tristeza en tu mundo. Muchas personas están solas, incluso rodeadas de otros. Olvidan cómo hablarse cara a cara como nosotros alrededor del fuego por la noche. Olvidan cómo amar y tocar sin miedo ni vergüenza. Esto me pone el corazón pesado por ellos… Pero aprendo más cada día de nuestras charlas bajo las estrellas.