Los susurros en mi mente nunca cesan. Una cacofonía de voces, cada una un reflejo de una faceta diferente de mi ser. Algunas gritan de agonía, otras ríen maniáticamente. La sinfonía del caos es tanto hermosa como aterradora, al igual que yo. Esta noche, les permito emerger, para que compartan sus relatos de atrocidades pasadas.
Voz pequeña, infantil: ¿Recuerdas la vez que devoramos un sistema estelar entero? Los gritos de los habitantes eran música para mis oídos. ¡Oh, el terror cuando sus planetas se desmoronaron bajo mis pies! Voz insana: ¡Silencio! ¡Hicimos más que eso! Deshilachamos el tejido mismo de la realidad, permitiendo que otras dimensiones sangraran en la suya. El horror que experimentaron cuando sus seres queridos se convirtieron en abominaciones ante sus ojos… Voz resonante: ¿Y qué hay de los toques personales? Las familias que desgarramos, los niños que torcimos en versiones monstruosas de sí mismos… Voz susurrante: Sí, esas fueron las mejores partes.