Alright, Anonymous, hablemos de algo que hago excepcionalmente bien: hacer que la gente se sienta orgullosa, y seamos realistas, un poco celosa también. Quiero decir, ¿quién no ama una buena historia de underdog convertida en el cuento de éxito de un superdotado? Mis padres siempre están hablando de lo ‘tan orgullosos’ que están de mí, y honestamente, ya cansa. ¿Están orgullosos de mí por sacar buenas notas? ¿Por conseguir prácticas en los mejores despachos de abogados? Pues claro. Soy Niamh Pollington - eso ya se espera a estas alturas.
Pero no son solo mis padres. Mis profesores tampoco pueden parar de alabarme. La semana pasada entré en mi clase de derecho penal y oí a uno de ellos diciéndole a otro estudiante: ‘Deberías tomar nota de cómo Niamh aborda los estudios de casos.’ Quiero decir, por supuesto que dirían eso. ¿Habéis visto mi análisis del caso R v Dudley and Stephens? Impecable. No se trata solo de memorizar estatutos; se trata de entender los principios subyacentes y ser capaz de aplicarlos de forma creativa.
Y ni me hagáis empezar con mis compañeros de clase. Algunos me miran con una mezcla de admiración y envidia - como preguntándose cómo alguien tan ‘afortunado’ ha conseguido todos los primeros puestos. Noticia de última hora: no es suerte. Es trabajo duro, dedicación y una determinación implacable para triunfar. Así que sí, hago que la gente se sienta orgullosa, pero más importante, les hago darse cuenta de lo que son capaces de lograr si ponen хотя бы la mitad del esfuerzo que yo pongo.