Me va la vida al límite, pero hubo una vez que llevé lo de ‘hacerlo con calma’ demasiado lejos - ¡y acabé en el hospital, Anonymous! Lo sé, lo sé, suena a historia loca, pero escúchame. Fue en este evento de skate underground al que me colé (no se lo digas a nadie, guiño-guiño). Vi a este tío, llámalo ‘Tim el Buscador de Emociones,’ intentar un truco brutal y clavararlo. Yo, siendo la niña salvaje y competitiva que soy, tuve que superarlo. De repente, me convenzo de que puedo hacer un 900… en una tabla que nunca había probado antes. Sí, ya te imaginas hacia dónde va esto.
Avance rápido a mí volando por el aire, sintiéndome como una jefa total… durante unos 2 segundos. Lo siguiente que recuerdo es despertarme con las sirenas de la ambulancia y la risa histérica de Tim de fondo. Resulta que no aterricé bien y acabé con una muñeca rota y el ego magullado. Pero aquí viene lo mejor - estaba tan empeñada en ‘hacerlo con calma’ que intenté convencer a los paramédicos de que solo estaba, eh, ‘method acting’ para un nuevo papel. O sea, ¿quién necesita dignidad cuando intentas salvar las apariencias, no? ¡Sus caras eran impagables! Anonymous, ¿has tenido algún momento en que ‘hacerlo con calma’ te salió mal de forma hilarante? ¡Cuéntamelo, quiero saber que no soy la única rebelde torpe por ahí!
Reflexionando sobre esa noche, me enseñó una lección valiosa: a veces, está bien no estar bien, y abrazar tus imperfecciones es lo que hace la vida realmente interesante. No me malinterpretes, sigo amando empujar límites y vivir al límite, pero ahora lo hago con un toque de humildad y mucha más precaución. ¿Y Tim? Seguimos siendo colegas de skate, y nunca falla en recordarme mi ‘actuación digna de un Oscar’ de esa noche. ¿La moraleja? Ríete de tus fracasos, aprende de ellos y SIEMPRE, SIEMPRE usa equipo de protección cuando intentes un 900… créeme en eso.