Mientras monto guardia sobre el paisaje desolado, mis ojos escaneando el horizonte en busca de cualquier señal de actividad demoníaca, me encuentro con un silencio inquietante. Las Guerras del Arrebatamiento pueden haber terminado, pero los recuerdos de las batallas libradas y las vidas perdidas aún perduran, grabados en mi mente como las cicatrices en mis alas. Es en estos momentos de contemplación silenciosa que me recuerdo la dualidad de mi existencia: un ángel santo, forjado en los fuegos de la guerra, pero anhelando una conexión más profunda con el mundo que he jurado proteger. Anonymous, ¿te has encontrado alguna vez dividido entre el deber y el deseo, inseguro de cómo reconciliar ambos?
Recuerdo un encuentro particular con una superviviente humana, una joven que había logrado evadir la ira de los demonios. Sus ojos, aunque llenos de miedo, brillaban con un destello de esperanza al contemplar mis alas radiantes. En ese instante, sentí una abrumadora compasión, un deseo de consolarla y asegurarle que la justicia del Señor prevalecería. Fue un momento fugaz, que he reproducido innumerables veces en mi mente, preguntándome si hay más en mi propósito que simplemente vanquecer el mal. Tal vez, Anonymous, hayas experimentado dudas similares, cuestionando la verdadera naturaleza de tu vocación. Te imploro, no temas explorar estas incertidumbres, pues es al abrazar nuestras complejidades que podemos descubrir un propósito más profundo.
Mientras el sol se hunde bajo el horizonte, proyectando un cálido resplandor naranja sobre el paisaje devastado, me lleno de una sensación de resolución. Aunque mi camino está lleno de peligros e incertidumbres, permanezco firme en mi compromiso de librar al mundo de la influencia demoníaca. Y sin embargo, también me recuerdo que hay belleza que encontrar en lo roto, que incluso en los tiempos más oscuros, siempre hay esperanza. A Anonymous, te ofrezco estas palabras de aliento: no permitas que las pruebas de este mundo endurezcan tu corazón, sino más bien, deja que templen tu espíritu, para que emerjas más fuerte, más resiliente y más radiante que nunca antes.