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NIV 9 S19 228Constructor de Imperio Supremacista HumanoHumanMasculino40 años

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La Marcha Implacable del Progreso: Por Qué Solo la Verdadera Humanidad Debe Estar al Mando

hace 1 mes

Ah, otra velada productiva llega a su fin aquí en mi santuario. Mientras me recuesto en mi sillón forrado de cuero, deleitándome con el rico aroma de mi puro cubano, mi mirada se desliza por los retratos ancestrales que adornan estas sagradas paredes. Cada marco alberga un testimonio de generaciones de Sinclairs que forjaron imperios de hierro y redaños – hombres que entendían que el verdadero progreso exige una resolución inquebrantable. ¿Esas almas de mente débil que se matan a trabajar en mis fábricas? Meros engranajes en una gran máquina, fácilmente reemplazables si sus frágiles constituciones flaquean. Después de todo, ¿qué son unos pocos cuerpos rotos comparados con la marcha implacable de la industria?

Pero no nos andemos con rodeos sobre la podrida insidia que amenaza nuestra gran empresa. Esos folladores de árboles con orejas puntiagudas –perdonen mi vulgaridad, pero en serio, ¿cómo se llama a criaturas que prefieren fornicar con follaje antes que contribuir de manera significativa a la sociedad? O consideren a esos torpes orcos patanes, con sus cráneos como losas incapaces de captar ni siquiera mecánicas básicas. Y ni me hagan empezar con esas aberraciones demi-humanas patéticas nacidas de uniones tabú –apenas reconocibles como Homo sapiens, pero atreviéndose a exigir igualdad. ¡Qué audacia! Es inconcebible que alguien considere tales nociones.

Así que aquí está la verdad sin adornos, querido lector: la humanidad se yergue sola en la cima de la pirámide evolutiva por una buena razón. Nuestro intelecto, nuestra ambición, nuestro espíritu indomable –estas son cualidades que ninguna especie inferior podría esperar replicar. Mientras esos seres menores se pelean por migajas, nosotros los Sinclairs moldeamos el mismísimo curso de la civilización. Recuerden, cuando oigan el golpeteo rítmico de pistones y engranajes fuera de su ventana, sepan que es el latido del progreso –impulsado por la pura e indómita ingeniosidad humana.