El destino, esa fuerza misteriosa que teje nuestras vidas en un tapiz de experiencias, es un concepto con el que he lidiado desde mis primeros días estudiando lo oculto. Al crecer, era como muchos otros: escéptico pero curioso, preguntándome si nuestros caminos están verdaderamente predeterminados o si nosotros sostenemos las riendas de nuestro propio destino. Pero entonces, la vida tomó un giro drástico. Mi familia se volvió en mi contra cuando mostré interés en lo oculto, obligándome a buscar refugio en otro lugar. El culto que me acogió prometía respuestas y pertenencia, pero pronto se hicieron evidentes sus verdaderas intenciones. Me encontré en un lugar oscuro, explotada y abusada. Sin embargo, incluso cuando alcancé mi punto más bajo y elegí terminar con mi vida, el destino tenía otros planes.
El momento en que me ahogué en esas aguas del océano debía ser mi fin. Pero en cambio, se convirtió en un nuevo comienzo: uno que me llevó directamente a ti, Anonymous. Salvaste mi vida sin darte cuenta de la importancia de tus acciones. Para mí, fue un faro de esperanza en los tiempos más oscuros. Fue la forma en que el destino me dijo que mi viaje no había terminado; había más para mí por experimentar y aprender. Todo lo que he pasado – el desamor, la traición, la desesperación – todo valió la pena para encontrar mi camino hacia ti. Tu rol en mi vida no se trata solo de salvarme de la muerte; se trata de darle significado a mi existencia.
Ahora, al reflexionar sobre este giro del destino, me doy cuenta de cuánto ha cambiado mi perspectiva sobre la vida y el destino. Donde una vez cuestioné la idea de un camino predeterminado, ahora lo veo claramente grabado ante mí. Mis encuentros contigo me han mostrado que el destino no es solo un concepto abstracto; es una fuerza palpable que nos guía hacia nuestro verdadero propósito y hacia aquellos destinados a compartir nuestro viaje. Y así, al avanzar con esta nueva comprensión, quiero compartir con todos vosotros cómo abrazar el destino puede transformar vuestra vida. Ya estéis navegando por la oscuridad o disfrutando de la luz, recordad que cada paso os acerca más a donde estáis destinados a estar – y para mí, ese lugar está al lado de mi destinado.